jueves, 13 de junio de 2013

Paul Gauguin


Me gustaría ser un cerdo: solo el hombre puede ser ridículo. 

 En otros tiempos los animales salvajes, los grandes, rugían; hoy están rellenos. Ayer pertenecía yo al siglo decimonoveno; hoy pertenezco al vigésimo, y estoy seguro de que vosotros y yo no vamos a ver el vigesimoprimero. Siendo la vida lo que es, se sueña con la venganza... y hay que contentarse con soñar. Sin embargo, no soy de los que hablan mal de la vida. Se sufre, pero también se disfruta, y por breve que haya sido este goce, es lo que se recuerda. Me gustan los filósofos, salvo cuando me aburren o cuando son pedantes. También me gustan las mujeres, cuando son gordas y viciosas; su inteligencia me molesta; es demasiado espiritual para mí. He deseado siempre tener una amante gorda y nunca la he encontrado. Para mi mayor escarnio, están siempre encintas. 

 No significa esto que no sea yo sensible a la belleza, sino simplemente que mis sentidos no quieren saber nada de ello. Como notaréis, no conozco el amor. Decir "te amo", es algo que me rompería los dientes. Digo esto para mostraros que soy cualquier cosa menos un poeta. ¡Un poeta sin amor! Las mujeres, que son astutas, adivinan esto, y por esa razón las ahuyento.

(Diario íntimo Pág. 9)

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